Este castro es uno de los más importantes de Asturias, cuyos restos se encuentran junto a los meandros del Río Pendia.
Es una buena muestra de emplazamiento fortificado en el que prima la posición estratégica sobre cualquier otro criterio, ya que parece desproporcionada la fortificación frente al recinto que protegía. El poblado estaba formado por dos espacios distintos: la acrópolis y el poblado, separados por una muralla que remata en torre en el punto más alto del recinto y desde donde se vigila todo el conjunto. En el más bajo existió una edificación alargada, única, mientras que en el otro se observan las clásicas construcciones circulares a las que se suman otras dos, rectangulares y cerradas, al menos una, por el sistema de falsa cúpula.
Las recientes investigaciones arqueológicas parecen ponerlos en relación con el interés mostrado por los romanos en la explotación de los yacimientos auríferos del occidente asturiano.